Biografía de Swami Tilak
Swami Tilak y Br. Nitya Chaitanya en el Sur de la India, ca. 1968
Swami Tilak y Br. Nitya Chaitanya en el Sur de la India, ca. 1968
Cuando Swami Tilak quiso escribir la biografía de su
maestro, Sri Bajaranga Das Ji, y le pidió que le narrara los hechos más
importantes de su vida, el
ascéta le respondió que él no recordaba el pasado ni se
preocupaba por el
el futuro. "Escribe lo que sepas", y agregó
que nadie debía esperar que
Bajarangadas recordara la gesta de su pasado. Estás
palabras concuerdan
con el dicho popular de la India que dice "no es
posible encontrar la fuente
de un río ni la de un asceta", ya que ambos viven en un
continuo presente”
lo, que consignamos aquí sobre la vida de Swami Tilak
es resultado de los
recuerdos de sus conocidos y de las indagaciones
realizadas por sus
discípulos más cercanos, y no de las palabras del
propio maestro. Al hacer
esta investigación biográfica hemos descubierto que
Swami Tilak a menudo
escondía anécdotas biográficas bajo la forma de
parábolas impersonales en
sus conferencias o narraciones en sus libros, en
especial en su obra de
cuentos Destellos.
Ediciones del Hacedor ha hecho una compilación de
dichas parábolas en el libro Huellas.
La breve biografía que presentamos aquí pretende satisfacer las preguntas más
comunes de los seguidores de Swami Tilak: ¿cuál es el origen de este hombre
singular? ¿cómo se formó un
místico de esta talla? ¿cómo logró llegar a ese nivel
de perfección
espiritual?
Swami Tilak nació en Delhi el 8 de septiembre de 1929.
Recibió su nombre
en honor del prócer de la independencia Lokamanya
Gangadara Tilak. Su
padre fue un reconocido orfebre, especialista en
historia y arqueología de la
India, que impuso a Tilak, su único hijo, una rígida
disciplina con el fin de
convertirlo en un hombre ejemplar. Además de esa severa
educación, las
carencias económicas de la familia, debidas a una grave
enfermedad del
padre, influyeron en crear en el niño un carácter
ascético y una gran
paciencia ante las adversidades. La madre de Tilak era
una mujer muy
devota, le dio un ejemplo de compasión, humildad y
tolerancia, que
contrastaba con la dureza de su padre. Una vez que no
tenía nada para
darle de comer, le cocinó un poco de hierba silvestre
para calmar su hambre,
y Tilak, en un arranque de ira, arrojó el plato al
suelo diciendo: “¿Esto es
todo lo que puede ofrecernos el Dios del que usted es
tan devota?” Ella lo
reprendió: “¡Niño! ¿Qué sabes tú de Dios? Él no es
responsable de nuestro
karma. Nuestros sufrimientos son el resultado de
nuestras acciones en
nuestras vidas pasadas”.
Desde pequeño, Tilak insistía en dormir en el suelo y
se negaba a usar ropa
o zapatos nuevos. Su padre, sin quererlo, había
contribuido a crear esta
inclinación en él, al inculcarle la afición por leer
biografías de yoguis, que
llegaron a convertirse en su modelo de vida. En la
India los niños tenían que
asumir responsabilidades de adultos desde muy pequeños.
El padre de Tilak
pretendía arreglar su matrimonio desde la infancia,
como era la costumbre,
pero éste quería convertirse en asceta, razón por la
cual la relación entre
ambos se hizo muy difícil, al grado que el niño a
menudo tenía que
refugiarse en casa de sus amigos.
Tilak fue un buen estudiante, inquieto y con una gran
capacidad de
liderazgo, al que sus amigos aún recuerdan por su
generosidad. En la
adolescencia ingresó a la Rashtriya Swayamsevaka Sangah
(RSS),
organización fundada en 1920 para fomentar la unión de
los hinduistas,
tradicionalmente divididos por sentimientos de casta,
secta e idioma, y su
fortalecimiento frente a las otras religiones. La
organización estaba basada
en células de swayamsevakas o servidores de la nación
distribuidas a lo
largo de la India, formadas por varones hinduistas que
recibían instrucción
física y cívica y hacían servicio social en tiempos de
contingencias.
Muy pronto Tilak se hizo jefe de grupo en RSS, lo que
creó un nuevo motivo
de conflicto con su padre, ya que políticamente éste
era opositor de RSS y
seguidor de Mahatma Gandhi y de su política
conciliatoria con los
musulmanes. Cierto día Parmar ji puso a Tilak un
ultimátum: si no dejaba
sus actividades en la sangah (comunidad) tendría que
abandonar la casa.
Tilak se marchó y empezó a vivir en las oficinas de la
organización.
En 1947, la independencia y partición sumieron a la
India en el caos y la
violencia. La crueldad de la guerra civil reafirmó en
Tilak la decisión de luchar
por el fortalecimiento del hinduismo como cultura
universalista y tolerante.
El asesinato de Gandhi el 3 de enero de 1948, secuela
de la partición, hizo
que el gobierno prohibiera las actividades de RSS bajo
el pretexto de
complicidad en el magnicidio. Los dirigentes de la
sangah, los instructores y
gran cantidad de sus miembros fueron encarcelados.
Tilak y otros
compañeros fueron conducidos a la Cárcel Central del
distrito de Etah, y de
allí a la de Fatergah.
Después de seis meses de cautiverio, los swayamsevakas
fueron liberados,
aunque sus actividades siguieron estando prohibidas.
Tilak dejó Kasganj y se
marchó a estudiar Letras a Agra. Pero como el juicio de
RSS se prolongaba
indefinidamente, los dirigentes del movimiento llamaron
a sus miembros a
reanudar actividades en protesta por la lentitud del
proceso. La respuesta
del gobierno fue arrestar de nuevo a miles de
swayamsevakas en toda la
India, incluyendo a Tilak, que permanecieron seis meses
encarcelados hasta
que la Corte resolvió a favor de la inocencia de RSS y
permitió sus
actividades públicas de manera definitiva.
Tilak regresó a Agra a continuar sus estudios y
organizar una rama de RSS.
Dormía donde podía, estudiaba de noche bajo el
alumbrado público y comía
lo poco que le permitía el dinero que ganaba dando
clases de regularización.
De ese modo terminó sus estudios de Letras y comenzó
los de Filosofía y
sánscrito. Por otro lado, en los mítines de RSS comenzó a
desarrollar su
brillante capacidad de oratoria. En 1954 recibió la
dirección del semanario
cultural de RSS, Panchajanya, por lo que abandonó su
Maestría en Filosofía,
que estaba por concluir, y marchó a Lucknaw a producir
la revista con un
salario simbólico que apenas le permitía comer y
alquilar una habitación.
Además de convocar a grandes personalidades de la
cultura hinduista para
participar en el semanario, él mismo tenía que escribir
artículos bajo
diferentes seudónimos para completar el material del
periódico.
Así, reduciendo su descanso al mínimo, llevó
Panchajanya a un grado de
excelencia que difícilmente se ha vuelto a alcanzar.
Sin embargo, después de más de cuatro años de trabajar como editor, comprendió
que la liberación
política y económica de la sociedad tiene sus límites y
que sólo hay una
clase de liberación ilimitada: la espiritual. Con esta
idea en mente, vendió
sus derechos de autor sobre una colección de libros
para niños para
cederlos a sus padres y asegurarles un ingreso fijo, y
decidió iniciar el
“camino del no retorno”. Su padre, al fin, tuvo que
ceder y le dio su
consentimiento de hacerse renunciante, con la única
condición de no
cambiar su nombre, como acostumbran hacer los aquellos
que toman
sannyasa (renunciación).
Al iniciar su peregrinación en busca de un maestro, las
sandalias de Tilak se
rompieron y él hizo el voto de no usar zapatos nunca
más. En algún otro
momento hizo el voto de viajar solamente a pie. A un
año de caminar
descalzo y acumular gran cantidad de decepciones, llegó
a la India Central
en 1960, y en un remoto lugar de la ribera del Nármada,
llamado Chichot
Khera, encontró a un asceta nonagenario viviendo en una
humilde choza
(kuti), cuyo nombre era Sri Bajarangadas. Conmovido por
su austeridad y
sabiduría, Tilak se convirtió en su discípulo.
Después de estar unos meses recibiendo sus enseñanzas,
decidió emprender un peregrinaje a pie (padyatra) por el Centro y Sur del país,
que le llevó ocho años, con la intención de difundir el mensaje del yoga (unión
con el Ser Supremo). Sin otra posesión que un lienzo alrededor de la cintura,
una
frazada para cubrirse del frío y algún libro
espiritual, recorrió selvas,
desiertos, caminos, aldeas y ciudades con el voto de no
mendigar, pues
tenía la convicción de que “el poder que creó la leche en el pecho de
nuestras
madres” cuida de toda criatura.
Cabe resaltar que Swami Tilak fue un karma yogi, es decir, alguien que practica
la acción desinteresada, y por lo mismo nunca tuvo interés en formar una
institución con multitud de
discípulos girando alrededor de su persona.
En Bangalore alguien le ofreció un dhotí (lienzo
que se coloca alrededor de la cintura) color azafrán, símbolo de la
renunciación, y después de pensarlo
por unos segundos, lo aceptó, tomando así vidvat
sannyasa (renunciación
tomada por uno mismo). En el Sur de la India, comenzó a
estudiar inglés,
para poder comunicarse directamente con los auditorios
que no hablaban
hindi, idioma que llegó a dominar con maestría. En
Kérala, conoció a quien
sería uno de sus colaboradores más cercanos, Sri Nitya
Chaitanya, quien
viajó con él durante un año sirviéndole de intérprete
del malayalam al inglés.
En 1968, cuando Swami Tilak dio por concluida su gira
por el subcontinente
en Kanyakumari, en el extremo Sur de la India, aceptó
el consejo de algunos
devotos, que le sugirieron dejar su voto de viajar a
pie, pues iba en
detrimento de la rápida difusión de su mensaje. Por
otro lado, unos amigos
japoneses lo invitaron a asistir a la ceremonia anual
por el holocausto de
Hiroshima en Japón. Swami accedió, y después de visitar
a sus padres y de
obtener la bendición de su Maestro, regresó al Sur, en
donde sus devotos de
Hindupur hicieron una colecta espontánea de una rupia
por persona para
cubrir su pasaje. De este modo, Swami Tilak y Nitya
Chaitanya viajaron a Sri
Lanka con la idea de recorrer los países del Sudeste
Asiático entretanto el
gobierno japonés les autorizaba sus visas.
Difusión del Dharma
Primera gira occidental
Como Nitya Chaitanya no tenía pasaporte internacional,
no pudo continuar el
viaje a Singapur y viajó a Chicot Khera, en donde cuidó
del maestro de Tilak
durante los siguientes diez años. En su lugar, Swami Jyothy, de
Sri Lanka
acompañó a Swami Tilak. Apoyándose en la Ramakrishna
Mission, siguieron a Malasia e Indonesia, y allí, desviaron su ruta a
Australia, Nueva Zelanda, Fiji y Samoa, entrando en contacto de lleno con la
cultura occidental. Si bien en los países del Sudeste Asiático los auditorios
de Tilak estaban formados por inmigrantes hinduistas, en Australia eran
principalmente cristianos, por lo
que comenzó a estudiar la Biblia para comunicarse mejor
con ellos. Él
consideraba a todas las religiones como medios
igualmente válidos y
efectivos de elevar la conciencia del hombre hasta el
Ser Supremo. Por otro
lado, constantemente tuvo que combatir lo que él llamó
el mercado de la
espiritualidad, corrigiendo ideas falsas y fantasías
que los auditorios
occidentales tenían en relación con el yoga.
En lugar de retomar la ruta a Japón, los swamis
decidieron continuar a Hawai
y a los Estados Unidos. Después de pasar seis meses en
California, unos
amigos los invitaron a unírseles en su viaje de
vacaciones a Guadalajara.
Como Swami tenía mucho interés en las antiguas culturas
de México, pues
encontraba en ellas una gran afinidad con su propia
cultura, aceptó de
inmediato la invitación, pero debido al retraso en la
autorización de sus
visas, llegaron a Guadalajara cuando sus amigos ya
habían partido de
regreso a los Estados Unidos y, tuvieron que pasar
varias noches durmiendo
en las calles (septiembre de 1971).
Cuando Swami llegó a Guadalajara, los dirigentes de la
Gran Fraternidad
Universal (GFU) le permitieron dar algunas conferencias
públicas, y a partir
de entonces ocurrió lo mismo cada vez que llegaba a una
nueva ciudad
latinoamericana. Fue precisamente después de una charla
en una de las
sedes de la GFU en la ciudad de México cuando la Señora
Adela Diez,
sabiendo que los swamis no tenían en dónde vivir, les
ofreció su casa. Más
tarde les consiguió becas para que tomaran un curso
intensivo de español
en el Instituto Mexicano-norteamericano de Relaciones
Culturales, que duró
cinco meses. Entretanto, las conferencias de Swami ji
eran traducidas al
español por algunos de sus amigos.
!
De Europa, pasó a Egipto, Sudán y Kenya, y finalmente,
regresó a
establecerse en la India después de nueve años de
trabajo incansable por el
mundo. Aunque su contacto con el hemisferio occidental
lo hizo un
verdadero maestro universal y no sólo un maestro
hinduista como era en la
India, el materialismo de esta parte del mundo no lo
afectó y regresó
manteniendo intactos sus votos de no calzarse, no
mendigar y de respetar a
toda mujer como a una madre. Swami Tilak permaneció en
Chichot Khera
acompañando a su Maestro hasta que la vida de éste se
extinguió en
febrero de 1979.
Segunda gira occidental
Atendiendo el insistente llamado de sus amigos y
devotos de Occidente,
decidió iniciar una segunda gira por el hemisferio en
1980, esta vez
acompañado de Brahmachari Nitya Chaitanya. De Italia y
España viajaron a
América, y después de hacer una extensa gira por Canadá
y Estados Unidos,
llegaron a México el 11 de marzo de 1981, permaneciendo
en la Ciudad de
México hasta la celebración de Gurú Púrnima (día del
Gurú) el 17 de julio del
mismo año. Este período fue uno de los más largos que
Swami Tilak haya
pasado en un solo lugar y a él corresponde su más rico
acervo de
conferencias públicas en español; durante esos meses
escribió su obra de
cuentos Sparkles (Destellos). En una ocasión Swami
dijo: “Me parece que en
mi vida anterior yo era mexicano y entonces la relación
entre México y yo es
inseparable”. En otro momento dijo: “Me parece que yo
no he visitado
ningún país tantas veces como México.
En realidad, internamente siento una gran afinidad con
la tierra y con la
gente de este país. Tiene una gran atracción para mí”.
Y agregó: “El apoyo
que hemos recibido de los hermanos de México es
excelente. En cualquier
parte del mundo puedo decir que tantos largos viajes a
lo largo del mundo
han sido posibles por la gracia de México”. Después de
recorrer el Sureste
mexicano y desatendiendo el consejo de sus amigos,
viajaron en autobús a
todos los países centroamericanos, a pesar de la
violencia en Guatemala y
la guerra civil en El Salvador. Continuaron su
recorrido por Sudamérica,
llegando a Argentina al estallar la Guerra de las
Malvinas. A finales de 1982,
después de muchas solicitudes de ingreso, finalmente
lograron la visa para
Venezuela, concluyendo su gira por Sudamérica en
Brasil. En 1983 regresó a los países de América del Norte, incluyendo México,
regresando a la India a principios de 1984 para atender la celebración del V
aniversario del
mahasamadhi o liberación espiritual de su Maestro.
De regreso a los Estados Unidos para asistir a una convención
del Vishwa
Hindu Parishad, se detuvo en Grecia, Italia y España.
Estuvo unos días en la
provincia de Barcelona, en la finca de la familia
Solache, y en la comida de
despedida, el 11 de mayo de 1984, el anfitrión, notando
que había doce
comensales, hizo alusión a que esa sería la Última
Cena. Swami respondió
que él sería afortunado, porque tendría resurrección
sin crucifixión. Después
de la comida, Swami se sentó en meditación profunda.
Más tarde, cuando
unos seguidores de Granada lo conducían a Valencia, el
automóvil se volcó,
siendo Swami el único lesionado con una herida mortal
en la cima de la
cabeza. Él mismo solía citar a Longfellow diciendo que,
o no existe Dios, o
no existen los accidentes. Su muerte en un aparente
accidente
automovilístico fue, en realidad, un acontecimiento
necesario que él conocía
de antemano, según se desprende de numerosos
testimonios que dio a sus
discípulos. Con su obra silenciosa, casi anónima, de
alumbrar a cientos de
hombres a la vida de la sabiduría, Swami Tilak fue uno
de los grandes
hombres del siglo XX y de la historia espiritual del
mundo. Las palabras que
él mismo escribió cuando su Maestro dejó su cuerpo, son
válidas también
para él...
Jamás volveremos a verlo en carne y huesos. Pero él siempre nos
dijo que no era un cuerpo. Era la personificación de los ideales por los que
vivió.
Perpetuemos sus ideales. Uno siempre podrá encontrarlo en la
profundidad de su conciencia. Él era Conciencia Pura, el Ser de todos los seres.
Nota: Esta reseña biográfica ha sido sacada de la página http://sivanandamandir-dls-bcn.org/
el cual como su nombre lo expresa está dedicada al maestro hindú Sivananda. Por
otro lado es relevante y curioso como la GFU o Gran Fraternidad Universal
fundado por Sergue Reynard de la Ferriere le dio cobijo con su cobertura física
en muchos lugares sobre todo de américa latina. Es hermoso que ahora después de
más de tres lustros mucha gente nos estemos preocupando por divulgar
testimonios experiencias y sobre todo lo que él divulgaba con una tranquilidad
y sabiduría de un hombre que no tenía fronteras ni barreras culturales y que
trataba de elevar todas y cada uno de los credos y religiones (religare -unión).
En uno de sus mensajes le preguntaron maestro si ud me abraza tendré la
iluminación a lo que se denomina el darshan o energía que trasmite un maestro
iluminado y él se rio y dijo “lo único que te puedo trasmitir es un resfrío”,
en relación a que el esfuerzo por hollar el sendero es un esfuerzo personal en
la que el gurú le muestra solo el camino. Esto comento, en razón a que hay
algunos hermanos con actitudes mesiánicas que se autoproclaman únicos discípulos
de este hombre. Este hombre sembró muchísimas semillas en su largo recorrido y
como el mismo lo dijo regresaba a echar agua a esas plantitas.
Desde una rama encendida
Daniel
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